Esta vez he resuelto escribirte a ti, siento que tengo numerosos asuntos irresueltos que decirte; encuentro asombrosa nuestra historia, su inauguración fue como un cuento de hadas, perfecta, nuestra relación era apetecida por muchos; yo te amaba con exaltación, y sentía que tu me amabas mas que a cualquier otro elemento en el mundo, me hacías sentir la mujer mas apuesta del planeta; pero de un minuto a otro, todo se fue tornando cada vez mas caprichoso, yo te amaba tanto que prefería no ver, anhelaba con delirio tenerte a mi lado, algo paso en ti que hizo imposible que pudieses volver a rondarme como antes, imagino que lo pretendiste…pero no lo lograste, ¿por qué seguiste más allá?, ¿por qué me esgrimiste?, ¿por qué profanaste el amor desprendido e incorrupto que gozaba por ti?...sabes, yo te habría entendido, te habría acogido como a un amigo, habría aprendido a amarte de otro modo, te habría ayudado a superar las dificultades sociales...pero no, buscaste justificaciones de ocasión para deshacerte de mi, no te concernieron mis emociones, mi salud…mi existencia; tropezaste con una escapatoria fácil, ya no era preciso dar esclarecimientos, nadie pondría en incertidumbre lo que tu tanto temes, yo era o soy tu mejor pretexto, para no admitir que todo fue un error desde que entablaste la indecisión en tu espíritu.
A pesar de todo el desconsuelo que originaste, debo darte las gracias porque tuve la ocasión de abrigar lo que es estar enamorada, aprendí a estimar aún más a mi familia y amigos, me di cuenta que ningún sufrimiento es perpetuo si se tiene el arrojo de eclipsarlo, advertí lo que es el desamor, finalmente progresé como ser humano, me hice mas valiente.
Ya sea benévolo o perverso, siempre estarás presente en mi vida, si bien nos disolveremos plenamente por todas las leyes, almaceno evocaciones de instantes dulces y agrios, escojo quedarme con los primeros.
Espero que algún día precises tu vida y alcances la placidez que te ha sido tan esquiva, para eso hay que tener bravura, arriesgarse a ser uno mismo.