
Un Lunes de Enero del año 1978 a eso de las 13:30 se dio inicio al primer día del resto de mi vida, mi alumbramiento era un evento muy esperado por mi familia, se trataba de un embarazo totalmente inesperado, además de mis papas me esperaban mis dos hermanos varones que en ese entonces tenían 6 y 8 años; como no existía ecografía, no sabían si sería Rocío o Daniel……..obviamente padres, hermanos, abuelos, primas y tíos tenían todas sus esperanzas puestas en que se tratase de una “niñita”, pues bien, Dios escucho sus plegarías y nací yo. A los diez días de nacida estaba de vacaciones en el lago peñuelas, en la casa de mis tíos y primas que mas quiero y amo en el mundo….en ese entonces nadie sabía los duros golpes que nos daría la vida……y lo fuerte que seriamos para levantarnos y seguir adelante.
Durante los primeros años de mi infancia pasé muchas de mis vacaciones en el lago peñuelas, en ese entonces la casa me parecía un castillo de cuento de hadas, el bosque no tenía límites y el lago era tan inmenso como el mar, hasta el día de hoy sigo recordando ese período como mis mejores vacaciones, era totalmente libre podía hacer lo que se me antojará, no tenía que regirme por ningún tipo de horario, estaba la mayor parte del día en contacto con la naturaleza dándole rienda suelta a mi imaginación. Ir a comprar a placilla era todo un suceso, un helado de invierno se transformaba en manjar de los Dioses. A pesar de la diferencia de edades entre hermanos y primos siempre encontrábamos algún juego que pudiésemos realizar todos juntos, como tirarnos en un colchón por las escaleras, pero definitivamente mi compañera de juegos (y de vida) era mi prima, podíamos pasar horas diseñando el hogar de nuestras barbies, finalmente terminábamos tan casada con la construcción que no nos quedaban ganas de seguir jugando.
Mi rutina en Santiago consistía en asistir al jardín infantil cantarrana, cuya dueña era una tía, por lo tanto, era “la favorita”, sin embargo el hecho de separarme de mi mamá por mas de 5 segundos se transformaba en una angustia terrible que me llevaba a llorar por horas; en mas de una ocasión mi hermano del medio se quedo acompañándome, creo que esa generosidad de su parte marcó nuestra relación para siempre, hasta el día de hoy somos muy amigos y nos apoyamos incondicionalmente.
En mi casa la mayor parte del tiempo jugaba sola, así que tuve muchos amigos imaginarios, lo mejor era que siempre me hacían caso. No se por que, pero nunca me gustó jugar con muñecas, mis “hijos” siempre eran animalitos de peluche (estaba escrito en mi destino ser veterinaria), otro de mis juegos favoritos era sentar a mi papá por horas y fingir que yo era una “oficinista” absolutamente burocrática, por ultimo me encantaba disfrazarme de lo que fuera y crear todo un mudo mágico a mi alrededor.
Por las noches era absolutamente necesario que me leyeran un cuento, de hecho a los tres años me aprendí de memoria el cuento de “la caperucita roja”; algunos de mi cuentos favoritos eran (y son), “la ratita presumida”, “fabulas de Esopo”, “fabulas de Leonardo Da Vinci” y “La piel del rinoceronte”.
Alrededor de los 3 años fui paje de unos tíos, llevándole literalmente la cola del vestido a la novia, solo recuerdo algunos flash, cuando tuve que ponerme los zapatos y testarudamente me puse los negros de charol y no los blancos que iban con el vestido del mismo color, recuerdo ir subiendo las escaleras mientras sostenía la cola del vestido, sintiendo las miradas de ternura sobre mí, por ultimo me acuerdo estar corriendo dentro la iglesia. Para estos tíos (primos de mi mamá) yo era su sobrina regalona, siempre me sacaban a pasear a donde yo quisiera, lo que más me sorprende es que a mi me resultara grato salir con otras personas que no fueran mis papás (recién a los 6 años logré quedarme sin mis papás en un lugar sin sentir angustia).
A los 5 años entre al colegio Francisco Miranda, para quienes lo conocen sabrán que se trata de una colegio ultra hippiento, más aún en la época de la dictadura. Aquí por primera vez supe lo que era tener una “mejor amiga”, la Ale, era súper alta, pecosa y colorina, sus padres se hicieron amigos de los míos, por lo tanto pasábamos bastante tiempo juntas (su papá es veterinario, creo que nuevamente el destino me enviaba señales). En el colegio me sentía muy segura a su lado, siempre tratábamos de quedar juntas en los diferentes “rincones” (rincón de arte, rincón de lectura, etc) y durante los recreos éramos inseparables. Lamentablemente la amistad no prosperó porque yo me cambie de colegio al año siguiente y a pesar de la amistad de nuestros padres cada una siguió su destino.
Una de las situaciones que mas recuerdo de mis 5 años es el tipo de relación que tuve con un amiguito, Esteban, era una año mayor y se venía a mi casa después del colegio en donde lo pasaba a buscar su mamá, para el pobre la estadía en mi casa era como encontrarse en un cuartel del CNI, 1º yo lo utilizaba como pushing ball, sin motivo alguno, incluso mis hermanos le decían –Estaban, defiéndete!!!!!!!!!!!!- pero el respondía como todo un hombre – No, porque a las mujeres no se les pega-, hasta el día de hoy me siento terrible al pensar en esa situación; para colmo después de tamaña paliza, mis hermanos empezaban con la tortura sicologica: -Esteban, creemos que tu mamá no te ha venido a buscar porque se la comieron los caníbales- el pobre lloraba sin parar. Se que mis hermanos no lo hacían con maldad, solo era parte de ese humor un poco negro que nos caracteriza como familia (siempre nos reímos de nuestras desgracias, tal vez es una forma extraña de apoyarnos…no lo sé, pero funciona). Unos 12 años después me encontré con Esteban en una reunión familiar, no fue muy amigable, probablemente aún recuerda el año 1983.
En fin estos son, en resumen, los eventos que mas recuerdo de los 1º cinco años de mi existencia. Debo decir que en esta 1º etapa de mi infancia fui una niña absolutamente feliz, no se si para bien o para mal, era consentida por todo el mundo a mi alrededor desde mis padres y familia mas cercana, pasando por mi entrañable “Yaya” (la nana de mi casa) hasta Gustavo, que era dueño del almacén de la esquina, dejaba que me metiera dentro del canasto del pan, sin antes molestarme para obtener por respuesta –hueón chuchucumaire-.
PS: para ver mas fotitos pueden dirigirse a http://www.fotolog.com/claymorescone o presionar el link claymore, más de lo mismo.